La lluvia se erigió en protagonista de la Passio Granatensis provocando que el cortejo se desarrollara de forma irregular. Pese a que unos instante antes de la hora fijada para el inicio de comitiva caída una leve llovizna, la procesión comenzó a salir de manera puntual. Esa misma llovizna con caracter intermietente, no dejaba de amenazar y cuando salía el cuarto paso del cortejo, el del Cautivo, arreció de tal manera que se interrumpió la salida. Al poco volvieron este del Cautivo y el del Huerto al interior de la Catedral, mientras quedaban en Mesones la Burriquilla y la Santa Cena.
Tras reunirse los federativos acordaron esperar a que cesara la lluvia para reorganizar la Passio y así se hizo unos cuarenta minutos después aproximadamente. Pero cuando correspondía el turno a Tres Caídas, volvió la lluvia. Pese a ello no dejaban de salir pasos. Cuando iba a hacer el Silencio, arreció la adversidad y su Cofradía cuyos penitentes realizaban ya estación de penitencia, optó por no sacar al crucificado de Mora, retornando su comitiva también al interior del templo metropolitano. Sí lo hicieron el resto de las imágenes previstas. Poco a poco fue cesando la lluvia y aunque con retraso, la Passio Granatensis pudo desarrollarse con la ausencia de sólo uno de los cortejos anunciados, el de la mencionada Cofradía del Silencio que sí estuvo presente entre las representaciones de las corporaciones que no participaban en esta procesión. Finalmente trasladará a su titular a la Iglesia de San José, pero en andas, a partir de las nueve y media de del Domingo de Resurrección.