Según adelantó ayer en Cruz de Guía José Antonio Alemán, Hermano Mayor de la Cofradía de la Soledad de San Jerónimo, durante el nuevo mandato de cuatro años que emprendió tras su reelección este verano, la procesión del Viernes Santo sólo contará con dos chías en lugar de las cuatro que eran habituales en las últimas décadas. Así se conservarán en el cortejo las dos más antiguas. Se trata de la negra, que se cree fue una de las que participaron en el Santo Entierro Antológico de principios del siglo XX, y la morada, confeccionada por la Cofradía en los años 50 del siglo pasado. Hace aproximadamente treinta años se incorporaron al cortejo otras dos, la blanca y la roja, de manera que se recuperaban la totalidad de chías que participaron en el citado Santo Entierro. La decisión del mandatario las reduce con el objetivo de mejorar el desarrollo de la procesión. Las dos chías que ahora quedarán sin uso procesional fueron realizadas por José Antonio Pineda, en los tiempos en que era Hermano Mayor. Al conocer la noticia, quien también fuera Presidente de la Federación, ha manifestado que respeta la decisión de Alemán, pero que le produce tristeza que en ésta y en otra cofradías se mermen elementos. La chías son unos personajes característicos de la Semana Santa granadina, de los que se comienzan a tener noticias durante el barroco y que algunos historiadores vinculan con el Tribuinal de la Santa Inquisición. Figuraban en las procesiones del Santo Entierro y a veces superaban el número de veinte. se trata de una vestimenta de túnica con capa que arrastra por el suelo y un canasto de mimbre recubriendo y elevando la cabeza, al que se viste con las mismas telas que el resto de los elementos y se rematan con plumas de colores. El personaje resultante tiene un siniestro aspecto. Habitualmente tocan bocinas y tambores destemplados. A su paso es habitual que los más jóvenes lancen uno de los gritos tradicionales de nuestra celebraciones pasionistas, el clásico "Chía toca".