martes, 6 de abril de 2010

LA RESURRECCIÓN: UN HECHO HISTÓRICAMENTE COMPROBADO

Creo que todos los cofrades sabemos que lo que hemos celebrado durante estos días, en definitiva, nuestra vivencias católicas, carecerían de sentido o lo tendrían con un carácter mucho menos trascendente, sin el hecho de la Resurreción del Señor. Se trata de "la verdad culminante de nuestra fe en Cristo". Puede ser la fe el principal cimiento en el que fundamentar nuestra creencia en la Resurrección, pero esta podemos también apoyarla en otros argumentos.
En primer lugar, podemos determinar que este hecho está fundado en "manifestaciones históricamente comprobadas". Así los evangelios nos hablan de su aparición tras la Resurrección a los apóstoles y a más de quinientas personas si seguimos a San Pablo.
Además, el hecho de al Resurrección fue creído y vivido por aquellas primeras comunidades cristianas y lo tuvieron "como verdad central".
Y en tercer lugar, se nos ha transmitido a través de la Tradición. Recordemos que las fuentes de nuestras creencias religiosas son tres: los textos bíblicos, el Magisterio de la Iglesia y la Tradición.
Fue una Resurrección muy especial. No se trataba de la aparición de espíritu, pues con los testigos de estas apariciones establece contactos mediante el tacto o llega a compartir comida. En este sentido, D. m., hablaremos algún día sobre cómo será también nuestra "resurrección de la carne", todo un mensaje de esperanza para nuestro futuro.
Cuando los cofrades tratamos de conmemorar la Resurrección, intentamos hacerlo a nuestra manera, es decir representando la escena y haciendo con ella una procesión. Es difícil porque "nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe". Por tanto los artistas tiene muy difícil la representación de este hecho. Antaño en Granada se solía vestir "de alegría" a una dolorosa y se hacía con ella una procesión. Después los Dominicos, grandes predicadores, introdujeron la costumbre de sacar a las calles un Niño Jesús de Pasión, creando en torno a él la Cofradía del Dulce Nombre, siguiendo una costumbre de esta Orden. Esta tradición se mantiene en la actualidad con gran éxito de público y participación de miles de granadinos. En tiempos más recientes, apenas creada, la Federación se encargó de sacar una procesión con un Resucitado, el que actualmente se encuentra sobre el paso de la Urna en Santa Ana, pero fue flor de un día. Posteriormente, se crean casi al unísono dos hermandades de Resurrección que con el paso del tiempo van tratando de adaptar sus estéticas para hacer más congruente se estaciones de gloria o de penitencia, que en ese debate todavía andan.
Todo esto es muy positivo. Los cofrades tratamos de celebrar de la mejor manera posible la Resurrección, que sin embargo, como tantos otros asuntos de los que nos ocupamos, se vive en su mayor profundidad a través de la riquísima liturgia, en este caso, durante la Vigilia Pascual.