La Virgen de las Angustias recorrió las calles de la ciudad, aunque hasta el último momento las miles de personas que se agolpaban a las puertas de la Basílica miraban al cielo recordando la lluvia del año pasado que impidió la salida de la patrona.
La ciudad vivió ayer unos de sus días más importantes con la procesión de la Virgen de las Angustias. A las seis de la tarde empezaba a salir la comitiva encabezada por las hermanas con una perfecta organización, seguidas de los hermanos horquilleros que se fueron turnando para poder llevar a la patrona durante su recorrido por las calles de la ciudad.
Entre lágrimas y promesas, una vez más el último domingo de septiembre convirtió las calles de Granada en un momento de oración continua en el que la música también hizo acto de presencia, hasta siete fueron las privilegiadas de poder acompañar a la Virgen de las Angustias en su día más Grande.
Por supuesto, no faltaron las representaciones de otras hermandades como Santa María de la Alhambra o la cofradía del Cautivo, así como la representación municipal que cerraba el alcalde, José Torres Hurtado.
El mercado de otoño también tuvo su público, que aprovechó para comer algo mientras la patrona recorría la ciudad. Desde la tradicional torta de la Virgen hasta los frutos típicos de este día, como las acerolas que eran los protagonistas de la fuente de las batallas.
